sexta-feira, 31 de dezembro de 2021

En sintonía con el universo

 Son muchas las obras y textos que hablan de la armonía que podemos tener con el universo, esa fuerza que nos lleva exactamente a donde debemos ir, que nos lleva a seguir nuestro camino, a seguir el fluir en lugar de resistir y además de crear fricciones, perder el tiempo en un camino que no es el nuestro.

Sintonizar la fuerza impulsora del universo convierte nuestra vida en un deslízate por los placeres y emociones que nos brinda la vida.

No es fácil ni rápido aprender los secretos de tener esta sintonía. Descifrar los secretos y consejos que el universo nos deja en todo momento requiere paciencia, concentración, sensibilidad. Uno necesita estar abierto, receptivo a entiender su "misión", su "destino". Observa con tus propios ojos, dejando de lado los miedos y prejuicios que te inculcaron, buscando sé tú mismo, in natura, “escuchando” humildemente lo que el universo tiene reservando y aceptando los obsequios que él le haya dado.

Algunas personas llaman dios a esta fuerza. Otros crean historia, razonamiento e incluso una fantasía para sentirse a gusto con esta "verdad". Sin embargo, lo más importante es comprender que el universo conspira a favor del bien, de las personas que actúan con honestidad, que tienen el corazón abierto, buscando la iluminación, los llamados justos.

Ser pesimista, además de no obtener la libertad de pensar y vivir, sigue desafinándose cada vez más con el universo. Apegarse demasiado a algunas verdades también te limitan. Debes dejarte llevar por esta fuerza benigna, de esa forma te darás cuenta que al final de este procedimiento todo terminará siempre bien, una cosa lleva a la otra, todo está interconectado. Las piezas de este gran tablero ajedrez que es el universo se mueven, todo se mueve, y si tu permanezca inmóvil bloqueando este movimiento, puede ser violado o sorprendido con algo que no era para ti.

Sin embargo, para obtener el proceso natural y el equilibrio de las fuerzas del  bien y el mal en el universo, es comprensible que siempre haya gente queno seguirá el sabio consejo del llamado divino, esa fuerza mayor que gobierna el universo. Estas son las personas que forman parte de la base de la pirámide de la sociedad, la mayoría, gente que sufre sin saber por qué, gente que vive por vivir, gente acostumbrada a la injusticia y al dolor y desafortunadamente están atrapados en un ciclo, siendo parte de un gran engranaje que privilegia a pocos.

Pero ya sabemos que la sabiduría es para los raros.


La gente y sus mentiras

 El ser humano crea muchas ideas en todo momento, pero se contradice tanto que provoca cierta confusión filosófica, un partidismo también, donde hay corrientes de pensamiento de diversa índole, donde la gente dona su propia vida, su honor a la causa.

Cada uno se conoce, sin embargo la exageración de dicha necesidad de cada uno vender su pescado es algo que a veces escapa a la ética, un carácter heterosexual en uno frenesí de búsqueda del éxito y el poder, los individuos mienten y en ocasiones hasta creen en su propia mentira, tanto esfuerzo.

Las ideologías existen de izquierda a derecha, cada una con su héroe, su filosofía mor, cubierto con su razon mas absoluta, y por cada humano que te hace brillar los ojos, te quita los pies del suelo, te hace leer libros densos y gruesos, lo que lo hace militar en las calles y plazas, predica alto y claro verdades redentoras. Pero después de todo, ¿Hay alguno que sea correcto? ¿Existe una verdad absoluta? Nietzsche dice que no.

Después de analizar tantas ideas, tantas teorías, nos damos cuenta de que realmente hay algo de verdad en no creer en una verdad. Puede haber un término medio que escapa a nuestra limitación, una realidad que es muy más grande que el cerebro humano. Mucha gente prefiere creer lo que es listo, incluso si este rompecabezas no está correctamente ensamblado, partes faltantes. ¿Por qué no buscar algo nuevo? Incluso puede ser una unión de ideas que parecen contrarias, que no coinciden. Eso me parece un cierto prejuicio por parte de las personas.

Aun así, creo que para la felicidad de este animal llamado ser humano, es necesario tener una ideología, sin radicalismo; una fe acogedora, buscando también comprender un poco de las verdades que existen en la mentira de los otros.


El mundo de los sueños y la vida real

 Puede suceder que a veces, al despertar, no nos sintamos para realmente despertar. Insistimos en dormir más. Parece que el mundo de los sueños son más atractivos que el mundo real. Parece más difícil respirar sentimos más frío, más pereza, la fuerza de voluntad una vez tan fuerte dentro del sueño, parece disminuir en menos de un tercio.

En sueños podemos hacer de todo: volar, tener superpoderes, luchar excepcionalmente bien, afrontar los más diversos peligros. En la vida real, uno hay altibajos, cosas que no esperamos, más que nosotros preparémonos, reacciones que están más allá de nuestra fuerza de voluntad.

No es que no haya pesadillas, pero en cierto modo, parece que ya las estábamos esperando. Sensación de confusión. Y, acompañado de ellos, parece que un buen sueño viene a aliviar tensiones.

Durante el sueño generalmente nos relajamos, necesitamos relajarnos, dejar de pensar para entrar en esta “otra dimensión”, mientras que durante el día, en la importantísima vida real, debemos estar “siempre alerta”. Es una vida llena y tensa de responsabilidades, donde cobramos y nos cobran. ¿Por qué tanto conflicto?

Existe una cultura tribal, según el antropólogo James George Frazer, en que no hace distinción entre sueño y realidad. Es como de noche el alma fue llevada a otra dimensión, donde tendrían lugar otros actos, que de hecho, sucederían. En los primeros contactos con los occidentales, hubo una mala interpretación de los dichos salvajes. Se pensaba que mentían mucho, cuando solo narraron los hechos ocurridos durante el dormir.

Tanto la vida como los sueños pueden ser buenos. La pregunta es: ¿qué hacen depende de que sea?

Deseo más disposición para ti.