Vivimos en un momento en el que es necesario adaptar la relaciones. La quiebra del matrimonio, como sabíamos, ya es un acto consumado. Las citas también pasan por conmociones cerebrales. Necesitamos entender cuál es la esencia de las relaciones y lo que realmente queremos con ellas: si es amor, necesidad de afecto, si es posesión, o mera conveniencia para aliviarnos de las prisas de la búsqueda de parejas ocasionales.
Podemos ver innumerables parejas que rompen y reanudan sus relaciones una y otra vez. Algunos se casan, se casan y se vuelven a casar. Puede parecer gracioso, pero lo que pasa es muy grave, siendo que siempre hay dolor y sufrimiento de al menos una de las partes.
Probablemente esto se deba a la falta de adaptación de las relaciones modernas, que ya no se ajustan a los estándares de nuestros padres, pero mucha gente todavía insiste en permanecer con estos ideales. Por supuesto, no es fácil lidiar con esta situación, ya que fuimos educados con un moralidad que hoy ya no funciona, siendo la única que quizás lo sabemos.
Uno de los puntos que debemos actualizar es el “estado civil” del ciudadano. Muchos no encajan en ninguno de los estados civiles mencionados: soltero, casado o divorciado. Entonces se vuelve vergonzoso para el amasiado completar un formulario forma delante de su pareja, marcando la opción "soltero".
La sociedad necesita discutir una nueva moral con respecto a las relaciones. Sin duda son muy importantes para la sociedad y para el individuo, y no debe ser descuidado por nosotros.
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