El tráfico es peligroso pero necesario. Necesitamos ir y venir. Por eso hay reglas, leyes para hacer que nuestro viaje sea seguro y organizado. Sin embargo, lo que vemos son actitudes de falta de respeto, no solo las leyes nacionales e internacionales, como al compañero de calles y aceras.
Las actitudes de autoafirmación y de aumento del ego no tienen cabida en el tráfico. La promoción de grietas en las vías públicas, exceder el límite de velocidad seguro, coser imprudentemente, abarrotar, entre otras idiotices, son muestras irresponsables y debe ser castigado retirando la licencia.
La multa o cualquier otra transacción que involucre dinero no es la mejor salida. Se convierte en comercio y da lugar a intereses financieros más que educativos y de disciplina. Crea la industria de la multa.
La policía de carreteras y de tránsito debe concentrar los esfuerzos para garantizar que temerarios y irresponsables sean alertados y disciplinados. Y en casos que implica la integridad física de los conductores, conductores y peatones, que los culpables de transgresión sean excluidos de la lista de tráfico habilitado.
La sociedad sin ley es peligrosa y puede traer de vuelta la antigua ley de la jungla, donde solo sobreviven los "más fuertes". Algo totalmente atrasado y animal. Hoy, con la educación que tenemos y la oportunidad de informar, siempre debemos buscar una evolución, un acuerdo.
Cuando un amigo, pariente, compañero hace imprudencia en el tráfico, llamar su atención, explicar los riesgos y decir que no quieres ser pate de un "accidente".
El "accidente" causado por la irresponsabilidad no es un accidente, es solo el resultado de la acción irracional e incluso se puede llamar suicidio o asesinato.
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