Hace unos días pensaba en mi comportamiento: caminaba mucho calado.
Pensé que si hablaba en ciertas ocasiones, probablemente yo diría tonterías, palabras vanas, o que me arrepentiría en un momento posterior.
El gran problema de hablar demasiado es que nos volvemos em personas de palabras vacías, los famosos "habladores". Personas asi no se toman demasiado en serio, y sus palabras no son reflexionadas.
El discurso debe ser dirigido, siempre debe sumar. Cuando nuestras palabras
son pensadas antes de ser pronunciadas, dejan un efecto, son notadas y la nuestra imagen se convierte en una persona sabia, centrada.
Cuando se habla poco, hay menos sociabilidad, y algunos nos etiquetarán de antisociales. Aunque esta no es una verdad absoluta, los sabios usualmente se mezclan poco, buscando tener más contacto con otros sabios que con la gente común.
En ese momento recuerdo una cita que leí o escuché: "La sociedad se divide en un formato triangular, donde las masas (las comunes y las necias)en la parte inferior, el educado en el medio, y el sabio (instrucción viva) en el final ". Esto ejemplifica el número de personas divididas por sus características (más en la base y menos en el final). Los sabios viven solos. Al final, conviven con pocos, hay poco de qué hablar con personas comunes (que solo hablan de cosas comunes y de la vida de otros).
Este es el karma de los sabios. Pero recuerda: "antes solo que en mala compañía".
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